LA VOZ DE LA LOCURA- Una mirada sobre Balada para un loco

Foto: El grito – Edvard Munch (1983) Galería Nacional de Oslo

 

“Quereme así piantao, piantao, piantao…
Trepate a esa ternura de locos que hay en mi,
ponete esa peluca de alondras, y volá!
Volá conmigo ya! Vení, volá, vení!”

                               Horacio Ferrer (Balada par un loco)

La conducta humana, en la que intervienen distintos aspectos como los culturales, políticos, económicos, etc., ha sido catalogada a través de todas la épocas y culturas. Uno de los criterios utilizados para esta clasificación ha sido el de la enfermedad mental, conocida también como locura, insania, sinrazón, enajenación, o alienación. A través de la historia el cuerpo ha sido el objeto con el que se ha querido captar la esencia, el origen del desorden mental. Según Giorgio Agamben, la vida de nuestros cuerpos no coincide con la vida de nuestras subjetividades, hay dislocación, disimetría (Agamben, 2014). Sin embargo, el principal “objeto de estudio” por el que se ha intentado llegar a la esencia de la mente ha sido el cuerpo, que a través de los siglos ha sido plasmado de diversos modos para alcanzar ese fin. A través de su cuerpo en movimiento, de su “cuerpo en situación”, de su conducta anómala es que se ha querido captar la naturaleza del loco. La reclusión, los “encadenamientos” a los que fue sometida la locura a lo largo de la historia hacen eco al pasaje de Agamben cuando habla del deseo sádico de querer despojar al cuerpo del otro de esa gracia del movimiento, y así hacer aparecer su carne, su esencia (Agamben, Desnudez, 2014).

El verso de Horacio Ferrer de la canción “Balada para un loco” es un llamado a entender esa esencia, pero sin querer despojar al cuerpo de la “gracia” que lo envuelve, en el afán desesperado de acercar la vida de nuestros cuerpos a la de nuestras subjetividades.

El ser humano crece inmerso en una cultura y es a través de las pautas de esa cultura, que aprenderá a concebir una idea del mundo. Toda cultura preserva estereotipos sociales que desempeñarán un rol fundamental en nuestra relación con los otros.

Para poder tener un control sobre el mundo es necesario definir y catalogar a los diferentes grupos que lo componen. Estos grupos, ya sea a nivel político, religioso, cultural, social, moral, económico, etc., se han precisado de muchas formas y la apariencia visual, en la que el cuerpo desempeña un rol fundamental, ha sido una de las formas más significativas para definirlos (Montilla, 2007)

Así mismo, la definición de “loco” no ha escapado a esta premisa y a lo largo de la historia la locura ha sido concebida y tratada de diferentes maneras, otorgándosele diversas “voces”.

Ya desde la antigüedad se planteaba la distinción entre locura clínica y locura creativa:

“ las personas inspiradas pueden ser llevadas a un estado de locura cuando, ante la presencia de un cuerpo hermoso, son asaltadas por un deseo de la belleza divina” [como se cita en (V.Q.Garcia, 2007)]

Y de ahí que se ha asociado la locura como elemento necesario para la creación artística.Erasmo de Rotterdam en su obra Elogio de la locura también defendía la locura como mediadora de la felicidad:

“la sabiduría sólo trae infelicidad y es mejor vivir en la despreocupación del desconocimiento o de la inconsciencia que en al racionalidad de los libros”  (V.Q.Garcia, 2007)

“Balada para un loco” es un tango canción con letra del poeta uruguayo Horacio Ferrer y música del compositor argentino Astor Piazzolla. Es una de las canciones latinas más famosas de todos los tiempos que marcó una ruptura con el tango tradicional. En el texto de Ferrer el protagonista es un loco, un piantao que deambula por la ciudad de Buenos Aires en el intento de mirar el entorno desde otro lugar, un lugar mágico, alto, por encima de lo convencional. En una entrevista realizada a Horacio Ferrer sobre esta obra en particular él nos dice:

“Por aquellos años, la juerga cotidiana alejaba el término “loco” de cualquier oscura patología para colocarlo entre las formas selectas del elogio -al mismo Piazzolla se lo conocía como el loco. Se trataba de interpretar el espíritu de la época: la idea de libertad, de locura buena como una forma de abordar la existencia, la locura que distancia del materialismo y pone el amor como fundamento de la vida” (Ferrer, 2013)

La vida de muchos sectores sociales durante los años 30 y 40 se vio reflejada a través del tango pero en los sesenta necesitaba otro modo de ser representada (C.L.Bosch, 2015). Piazzolla fue un músico de vanguardia que utilizó en sus composiciones elementos de distintos estilos musicales como el jazz y el rock, lo clásico y lo popular. Sin embargo, no pretendía romper con los viejos moldes sino construir un puente entre el viejo y el nuevo tango. Su obra puede considerarse como una estética de resistencia porque con ella consigue dar una nueva significación, un nuevo orden, un nuevo lugar al sujeto, dislocándolo del rol social que le había sido asignado (C.L.Bosch, 2015)

El “loco” de Ferrer y Piazzolla es ese loco que nos invita a escapar de la norma y adentrarnos en el abismo de una cornisa, una invitación al ensueño, a la fantasía, a la creencia de que lo cotidiano no es el fin en sí mismo y que detrás de ese “velo de realidad” se esconde la verdad absoluta de nuestra existencia. Nuestros sentidos nos engañan, lo que percibimos a través de ellos no es real y nuestros cuerpos nos limitan, nos condicionan. Esta locura a la que somos invitados, casi arrastrados por los versos y la música es una locura absolutamente liberadora.

Para sabernos “cuerdos” necesitamos de un cuerpo otro “piantao”, que en la obra de Ferrer y Piazzola se identifica fácilmente gracias a los atributos que lleva: una camisa pintada en la piel, la cabeza cubierta por un medio melón, unas suelas de zapatos clavadas en los pies y además parece estar impulsado por golondrinas para moverse por la ciudad y por la mente del que lo ve y lo escucha.

A lo largo de la historia el cuerpo ha sido castigado, repudiado, encadenado, violentado y hasta manipulado en una frenética desesperación por captar la esencia del yo. La propuesta de “Balada” es una ventana hacia otro horizonte en el que la “locura” parece ser un ingrediente indispensable para la supervivencia del cuerpo y del alma.

“Quereme así piantao” , palabras que se inmortalizaron en el alma de muchos y que tendieron un puente entre el abismo de la carne y el vuelo de la alondra”.                                                                              

Fernanda Martino

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Agamben, G. (2014). Desnudez. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
  • Agamben, G. (2014). Desnudez. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
  • L.Bosch. (2015). El arte como resistencia. La ópera-tango María de Buenos Aires. BRAC-Barcelona Research  Art Creation, Vol. 3. No. 1, 59-72.
  • Ferrer, H. (2013, junio 7). Cómo hice – Balada para un loco.
  • Montilla, J. (2007). Ilustraciones médicas de la locura femenina en el siglo XIX. El Encontrado, 17, 37-82.
  • Q.Garcia. (2007). Acercamiento a la representación plástica de la locura en Occidente. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, 52-82.